Todo producto electrónico se debe verificar en diferentes etapas del proceso de fabricación. Como mínimo, deben existir las siguientes:
- Estado de circuito impreso. TIC (Test In Circuit): Comprobación de que todos los componentes están y tienen el valor apropiado
- Estado de circuito impreso. Funcional: Comprobación de parámetros eléctricos de entrada, salida a fuente de luz y otras internas del equipo
- Estado de producto acabado. Prueba funcional con su fuente de luz: De nuevo se vuelven a comprobar todos los parámetros eléctricos fundamentales del equipo
Estas tres pruebas se deben realizar al 100% de los productos fabricados. A partir de aquí, es cuando podemos aplicar el sistema BURN-IN a cada producto.
BURN-IN es un proceso de prueba de equipos electrónicos acabados que se realiza con la finalidad de detectar posibles fallos de funcionamiento provocados por la mortalidad infantil de los componentes electrónicos, o bien, por cualquier causa debida al proceso de fabricación. Por lo tanto, se pretende eliminar cualquier posible error que origine un mal funcionamiento prematuro.
Curva de la bañera de la vida de un producto electrónico
Básicamente, el proceso consiste en poner en funcionamiento el producto acabado durante un periodo continuado de 1 a 3 horas (dependiendo del equipo). Las condiciones de ensayo son diferentes y dependen de cada modelo pero, de una forma general, podemos decir que:
- Unos equipos se someten a ciclo de encendidos On/Off
- Otros funcionan de forma continuada. On permanente
- Otros funcionando en condiciones anormales, por ejemplo sin lámpara
Además, en el sistema se pueden establecer diferentes tensiones de alimentación.
De esta forma, evitamos que alguna soldadura haya quedado fría o algún componente especialmente frágil esté dañado e incomode al instalador.
Equipo BURN-IN para Drivers Drivers para LED conectados
Decidir si este proceso es o no imprescindible, dependará del servicio que se quiera ofrecer. La reactancia está lista para funcionar después de las comprobaciones hechas en la cadena de montaje, pero las empresas que deciden apostar por la calidad tienen que realizar este último test para garantizar su perfecto funcionamiento. Gracias al BURN-IN, se puede garantizar que los equipos salen del almacén sin detectar ningún error.
En el caso de ELT, este proceso de control ha sido mejorado con el tiempo aplicando el conocimiento que aportan los ensayos. Por este motivo, entendemos que el proceso BURN-IN es además de una herramienta para el control de calidad del producto fabricado, una herramienta dinámica para mejorar la calidad del producto en si.
Miguel Nicolás
Producción Electrónica