En la actualidad la renovación de la tecnología de iluminación incorporando fuentes de luz electrónicas LED junto con la incorporación de comunicación y el tratamiento de los datos son claves a la hora de proporcionar esos servicios de calidad, medioambientalmente sostenibles y orientados a satisfacer las necesidades de las personas.
El objetivo no es otro que proporcionar una iluminación no solo más eficiente desde el punto de vista energético, medioambiental y operativo, sino también hacerlo de una manera más inteligente, teniendo más en cuenta las necesidades cambiantes de las personas y cuidando el impacto que la luz tiene en el ser humano, su salud y comportamiento
A todo esto último se le ha denominado Human Centric lighting.
Por tanto, lo que denominamos iluminación inteligente es el medio tecnológico que nos permite llegar a esa iluminación realizada pensando en las personas.
Se trata de proporcionar herramientas al mercado capaz de ayudar a evolucionar a la industria desde un enfoque eminentemente cuantitativo de la luz donde se medía luminancia, rendimiento, consumo, vida útil, tasa de mantenimiento etc, hacia otro más cualitativo donde se tenga en cuenta la calidad y la idoneidad de la luz que se proporciona en cada momento y lugar.
Recientes estudios científicos demuestran cuan sensible es el metabolismo de los seres vivos y, por tanto, del ser humano a la luz exterior y como éste es regulado en aspectos claves como los ritmos de sueño y vigilia mediante secreciones hormonales vinculadas a fotoreceptores recientemente situados en los ojos.
Esto es representado en los denominados ritmos circadianos.
Por tanto el objetivo de la iluminación debería ser la de proporcionar unas condiciones lo más parecidas a las que se producen en la naturaleza por medio de la luz natural, bajo las cuales el ser humano y el resto de los seres vivos han evolucionado durante decenas de miles de años.
Y desde un punto de vista más pragmático podemos aplicar también estas herramientas para mejorar el rendimiento de las personas en ciertas circunstancias, como por ejemplo en aquellos puestos de trabajo con alta exigencia de concentración. O bien fomentar e incrementar el confort y bienestar en otras situaciones como en los ambientes hospitalarios con enfermos convalecientes cuyo descanso y tranquilidad redunda en una más pronta recuperación.
De igual modo podemos aplicar estos conceptos fuera del hogar o lugar de trabajo en entornos exteriores como lo es el alumbrado público.
En este caso el alumbrado inteligente sería la manera de proporcionar a los gestores municipales herramientas para la toma de decisiones en la gestión de la infraestructura encaminadas a la mejora de la eficiencia tanto energética como operacional del servicio a la vez que se prioriza la calidad del servicio que se demanda. Es decir proporcionar la cantidad de luz adecuada, de la forma más idónea en cada lugar y siempre que se necesite. Es decir adecuar la oferta de iluminación a la demanda cambiante.
En ambos casos las palabras claves que definen esta nueva iluminación inteligente son:
→ Luminarias de alto rendimiento y durabilidad.
→ Luz fácilmente controlable
→ Conectividad y sensores incorporados a las luminarias
→ Intercambio y procesado de datos
→ Interfaz o aplicación de usuario
Para ello las luminarias inteligentes tienen que estar equipadas con drivers LED altamente fiables y eficientes, que puedan ser programados y configurados remotamente gracias a la incorporación de conectividad, preferiblemente inalámbrica, usando protocolos estándares e interoperables, como lo es por ejemplo Bluetooth Low Energy para entornos indoor, que hagan posible la conectividad de las luminarias en red entre sí y con el operador del sistema bien sea de forma directa a su interfaz de usuario (APP en Smartphone), o bien a través de un dispositivo concentrador (Gateway) conectado mediante la red global de telefonía móvil a la nube y de ahí por internet a cualquier usuario remoto con credenciales para el control de la instalación.
No hay que olvidar que los datos están adquiriendo un valor fundamental. Por ello es clave el poder tener sistemas capaces de adquirir, transportar y procesar dichos datos de la mejor manera posible.
Todo ello unido impulsa un cambio del modelo de negocio y explotación de las infraestructuras e instalaciones de iluminación hacia un modelo orientado a servicios.
En resumen, nos movemos hacia un concepto de sociedad donde la luminaria es un nodo de servicios, uno de los cuales es la iluminación, quizás el fundamental, pero no será el único y tenemos que estar preparados para todo lo nuevo que el alumbrado puede hacer por nosotros hoy, pero también lo que va a poder ofrecernos mañana.
Arturo Rubio
Business Development Manager – ELT Smart Systems Division